Ignacio F. Benítez Ortúzar. Presidente del Patronato de Estudios Alhameños.

Como Presidente del Patronato de Estudios Alhameños, quiero hacer un agradecimiento a todos cuantos posibilitaron la celebración de la XXIV Velada, “Alhama, ciudad de los romances”. Esa noche marcada en el calendario cultural alhameño dedicada al “Ay de mi Alhama” y al  “moro alcaide, moro alcaide”, dos de los romances fronterizos más conocidos del mundo, y que narraban el estremecedor dolor provocado por la inesperada  pérdida de Alhama. Asumiendo, de esta forma, que la cultura no puede ceder ante las adversidades en la que vivimos como consecuencia de la pandemia mundial provocada por el COVID-19.

Gracias, en primer lugar, a mis compañeros y compañeras del Patronato de Estudios Alhameños por tomar la valiente decisión de llevar a cabo la XXIV Velada “Alhama, Ciudad de los Romances” en unas condiciones adaptadas a la llamada  “nueva normalidad”. Una decisión valiente que obligaba a extremar las precauciones y adaptarse escrupulosamente a las directrices marcadas por las autoridades sanitarias, con las adecuadas medidas de distanciamiento social que hacían posible este acto tan entrañable del verano cultural alhameño.

Gracias al Excelentísimo Ayuntamiento de Alhama de Granada y, más concretamente, a su Alcalde, Jesús Ubiña, por apoyar la decisión adoptada por el Patronato de Estudios Alhameños, y mantener la colaboración de la Concejalía de Cultura que ininterrumpidamente, edición tras edición, han venido manteniendo en tan importante cita.

Gracias a los operarios municipales por organizar magistralmente la intendencia del acto, adaptada a los nuevos tiempos. Gracias, igualmente, a la Policía Local y a Protección Civil de Alhama, por cubrir con profesionalidad el desarrollo del acto.

Gracias a Alhama Comunicación por continuar siendo un colaborador imprescindible en la organización de la velada.

Pero, sobre todo, gracias a los alhameños y alhameñas de nacimiento y de adopción que con la ejemplaridad que da un pueblo curtido en la historia acudieron a la velada cumpliendo todas las medidas establecidas, ocupando su asiento con la distancia establecida, siempre con la mascarilla debidamente colocada, y con una  tranquilidad y serenidad  que permitió una noche que se hará inolvidable. Respirando la historia durante todo el desarrollo del acto.

Fuera de su hábitat habitual, la emblemática plaza real o plaza de los presos, en la  que se ha desarrollado desde que fuera concebida  por mi querido compañero y amigo Andrés García Maldonado en 1997, el acto se trasladó al majestuoso Paseo del Cisne. Tengo el convencimiento de que fue un acierto la decisión adoptada.

Atendiendo al convulso tiempo en el que el COVID-19 nos ha mandado vivir, el Patronato de Estudios Alhameños, en el que de improviso nos hemos visto inmersos en un mundo de ficción, se consideró acertado dedicar este emblemático acto cultural del verano alhameño a esas personas que a lo largo de la historia han ido dejando fiel constancia de los avatares del momento vivido; a esos narradores de la realidad cotidiana  cuya obra permite que las historias se vayan trasladando de generación en generación: a los cronistas de cada época y lugar. Así,  “Tiempo para los cronistas”, se le dio por título.

La Real Academia Española describe al cronista en su primera acepción como el “autor de crónicas” y, respecto de la “crónica”, su acepción sexta la define como la “narración histórica en que se sigue el orden consecutivo de los acontecimientos”.

Y en tiempo de ellos estamos, en tiempo de esas personas que dejarán constancia para la historia de los acontecimientos vividos. Esos momentos extraños y complejos derivados de la pandemia que arrasa el mundo  que quedarán plasmados en las narraciones de los cronistas de hoy. Esa realidad que nos ha llevado a vivir en un mundo que sólo hace unos cuantos meses consideraríamos un “mundo distópico”, esa representación imaginaria de una sociedad futura asolada por una epidemia que no entiende ni de fronteras ni de religiones, que cada vez es más real.

En ese convencimiento se fue fraguando un proyecto, con un invitado de honor que lleva más de tres décadas dedicado a la crónica, a trasladar a la sociedad los acontecimientos que acaecen cada día, a la narración  de los hechos cotidianos de la realidad andaluza: Lorenzo Canales Castilla, redactor de Canal Sur radio y Televisión.  Un comunicador de “calle”, capaz de trasladarnos sólo con su voz al mismo epicentro del hecho narrado. El discurso, perfectamente hilvanado, llegó a las mismas entrañas de todos los alhameños y visitantes asistentes.

En la misma línea el grupo de música antigua “Sirkedjé”,  bajo la excelente dirección de Jorge Morata, con una selección de música antigua de distintas partes del mundo, fue desgranando la primera circunnavegación al mundo que, por encargo del Reino de España, hicieran  Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Y lo hizo con la peculiaridad de trasladarlo tal y como lo fue describiendo el cronista de la expedición que tal día como hoy, 10 de agosto, San Lorenzo, de hace 501 años zarpara de Sevilla, Antonio Pigafetta, y que durara tres años.

Una noche más, en la que el Patronato de Estudios Alhameños, volvió a rendir el merecido homenaje a la historia de Alhama.